La historia de Yomo se enmarca en la que viven millones de inmigrantes e hijos de inmigrantes que llegan a Estados Unidos. Por razones familiares, a los tres años, Yomo dejó este país, para vivir en casa de su abuela en el pequeño pueblo de Humacao, Puerto Rico. Un lugar, donde aprendió la belleza del campo, la riqueza de lo simple, el trabajo duro y los vínculos incondicionales de familia.
Aunque su padre abandonó a Yomo y sus dos hermanos mayores cuando eran apenas unos niños, el artista reconoce que es a él a quien le debe la herencia musical. “El siempre me cantaba una canción para hacerme dormir. Nunca la olvidé”, recuerda el cantante.
La madre de Yomo trabajó arduamente para educar y mantener a sus tres hijos, algo que marcó profundamente al rapero, quien se inspira contanstemente en ella para muchas de sus canciones. “Siempre fui muy melancólico, muy solitario, por eso es que la música se convirtió en mi vía de expresión. Me pasaba la vida cantando y ensayando cómo algún día iba a hablar con la prensa”, rememora el artista.
El talento de Yomo no tardó mucho en manifestarse, pues estaba aún en la escuela elemental cuando tuvo la oportunidad de grabar su primer rap, el cual llegó hasta Washington. “Recuerdo que era un rap que escribió mi maestra sobre las matemáticas. Lo grabé cantando y lo presentaron en una feria en DC”, comenta.
Su peculiar voz la puso en práctica a través de los festivales escolares y de cuanto evento encontraba. También se dio cuenta de que las letras le fluían de forma natural, comenzando a realizar sus propias composiciones e iniciándose en la escena underground del género urbano en Puerto Rico.
A fines de los 90 se mudó a Nueva York, empapándose de las influencias del momento, tanto en español como inglés. Tiempo después regresó a Puerto Rico con un cúmulo de experiencias nuevas, pero aún al margen de la música profesional. De hecho, debió trabajar como “handyman”, sin imaginar que en ese lugar, encontraría “ángeles” que le darían el impulso que necesitaba. “Mientras limpiaba y realiza mis tareas diarias, me pasaba cantando. Recuerdo que uno de mis jefes, Salazar, me ponía a mapear para escucharme cantar.
Hasta que un día él y mis compañeros me preguntaron ¿qué necesitas para poder empezar en esto de la música? Un demo, les dije. Y eso costaba 300 dólares. Entonces, lo que hicieron fue una colecta para reunir el dinero y que yo pudiera hacerlo. Y así sucedió”. Con esos 300 dólares, Yomo grabó tres canciones que marcaron un parteaguas en su carrera. Una de esas canciones es My Destiny, la cual forma parte de su más reciente disco y está dedicada a Mandito, uno de sus mejores amigos de infancia, el cual falleció en un trágico accidente escolar. “Esa canción la retomé años después porque forma parte esencial de mi vida y en este disco está tal cual se grabó en aquel demo”.
En medio de la escena underground, OG Black y Master Joe descubrieron a este joven talentoso y creativo que transmitía algo distinto. Por eso, de inmediato lo sumaron a sus giras por Puerto Rico, República Dominicana y algunas ciudades de Estados Unidos. Posteriormente, mientras Yomo cantaba en un evento de una escuela, lo vio Héctor El Father y fue tal el impacto que le provocó, que decidió firmarlo en su disquera Gold Star.
Yomo sobresalió en la producción Sangre Nueva con el tema Déjale Caer To’o el Peso, que hasta hoy es su carta de presentación en varios países y llegó a los primeros lugares de Billboard, elevándolo a la categoría de gran revelación en el género urbano.
Yomo ha sido invitado por artistas como Víctor Manuelle, Fat Joe, Wisin y Yandel, Daddy Yankee entre otros para participar en sus producciones y presentaciones en vivo. Hace un par de años, el sello Black Pearl vio el tremendo potencial de este artista: genuino, valorado por su trayectoria limpia, por una actitud ajena a los líos que caracterizan a mayoría de los exponentes del género, destacándose además por sus líricas profundas, reales y con clase. La disquera lo firmó de inmediato, inyectándole toda la energía y apoyo que él necesita. Juntos, lanzaron My Destiny, el primer álbum de Yomo, con el cual su nombre ha comenzado con aquellas letras doradas con las que él soñó.
Temas como Tú te la traes, Descará, Eje Eje, entre otros, han entrado de lleno en el gusto del público que gusta de la música urbana, pero está ávido de un toque diferente.
“He pasado muchos momentos difíciles, pero siempre que pasan, recuerdo a la gente que me ayudó en algún momento y hago lo que sea para no fallarle. Con las dificultades, saco lo mejor de mí”, comenta.
Yomo, un poeta de la calle, un artista hecho a pulso... un samurai occidental.
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